"El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más inolvidables y más anónimos que los colores de una selva otoñal. . . Cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior de un bolsista salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo".
Cita de Chesterton en el final de "El idioma analítico de John Wilkins" de J. L. Borges (en Otras inquisiciones).

Fusiones y conversiones: esta concepción del lenguaje puede ser, también, una definición de la traducción como práctica transformadora y recreadora de sentido. En este blog sobre la traducción de poesía, sobre su teoría y su praxis, abrazaremos esa creencia en los "ruidos que significan", pronunciados, una y otra vez, con un matiz distinto. Eso proponemos aquí: que cada uno haga brillar su voz particular para la versión de un texto al que intentará honrar de la mejor manera: buscando que su música vuelva a aparecer en nuestro idioma.


lunes, 30 de mayo de 2011

una economía que es un ritmo

"En gran parte de las traducciones de poesía que he leído, el traductor busca un lenguaje que no existe. Trata de traducir de manera tal que el resultado en el otro idioma no es natural. Creo que, para empezar, hay que lograr ser idiomático, ese es el primer principio. Siendo idiomáticos garantizamos cierta ritmicidad, porque lo idiomático ya tiene un movimiento, un desarrollo dinámico. Ser idiomático quiere decir ser fiel a la economía de la lengua a la que se está traduciendo y esa economía implica también un ritmo."

Roberto Echavarren, en la entrevista que le realizó la revista Voces, número 19, enero-febrero 1996.